Normalidad y anormalidad. Dos conceptos innecesarios…
Buscando en internet encontré en la “wikipedia” la siguiente definición de “parafilia”:
Parafilia: “Patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra actividad”
Parafilia: “Patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer no se encuentra en la cópula, sino en alguna otra actividad”
Según esto, el encontrar excitación en objetos, situaciones… que No forman parte de los estímulos normativos basados en el coitocentrismo, es considerado como una parafilia.
Ahora bien, si el coitocentrismo es lo normal ¿no tenemos acaso la mayoría algún tipo de parafilia en mayor o menor grado? ¿realmente somos todos tan diferentes como pensamos?
¿Por qué son conceptos innecesarios?
Los términos anormal y anómalo encierran connotaciones peyorativas como: “perverso” “raro” “pecaminoso”, es por ello, que son conceptos de poca utilidad y de los que hemos de prescindir.
Se hace necesario borrar la palabra “normal” de nuestro vocabulario para asi poder eliminar de la mente de las personas la temible pregunta de… ¿soy normal? Nuestra atención debe estar dirigida al ser humano individual, y no al ilógico y psicologicamente dañino encasillamiento de las conductas sexuales en “normales” o “anormales”.
Nuestra misión NO es dictar sentencias, catalogar o curar trastornos, nuestro beneficio consiste en ayudarle a gestionar los “problemas”.
La Vía Sanitaria, Clínica:
“Conversión de todo problema de la existencia humana en problema de salud para ser curado”
Es frecuente que se nos diagnostique de “trastorno” o “patología” ante el más mínimo percance.
Estar sexualmente sano implica no sobrepasar los límites establecidos por dichas instituciones. Salirse de los “cannones establecidos” supone que nos clasifiquen partiendo de una dicotomía peligrosa de sano-patológico.
Las instituciones médicas llevan años consolidadas en su función curativa y terapéutica, con un discurso teórico que no va más allá de las disfunciones y su curación. De esta forma, tanto los médicos, incluidos los psiquiatras, como las compañías farmacéuticas, hacen eco de las últimas novedades para tratar “trastornos sexuales”: píldoras para la disfunción erectil, antidepresivos para la eyaculación precoz, farmacos para aumentar el deseo femenino…
“El hecho de comprender estos problemas desde una óptica propia de los mismos sexos los re-sitúa en una dimensión diferente para los mismos sujetos”
Es frecuente que las personas, absorvidas por la visión clínica centrada en el déficit, se autodiagnostiquen a través de preguntas como: ¿me pasará a mi eso? ¿seré yo como él/ella?... El miedo a que se confirmen sus sospechas les produce un sentimiento de culpa y vergüenza. Pasar de una línea patologizadora a una basada en las “dificultades comunes” implica que la persona se sitúe desde una perspectiva distinta a la hora de reflexionar y analizar su peculiaridad
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