Este es mi Blog Personal dedicado a la sexología.
En el se trataran fundamentalmente los conceptos de: sexuación, sexualidad, erótica, amatoria, pareja y procreación; que articulan el Hecho Sexual Humano. Veremos como se viven los mismos desde nuestros modos (hombre o mujer), matices (homosexual o heterosexual) y peculiaridades.
Espero que disfrutéis mucho y poder teneros pronto de vuelta!!

domingo, 6 de junio de 2010

Nunca hay que casarse enamorado

¿Casarse en la fase de enamoramiento?

Casarse en la fase de enamoramiento sería un gran error, ya que es una etapa normalmente temporal, en la cual se producen muchos desequilibrios a nivel emocional (alegría/tristeza). Es la fase de: “cuánto sufrimos, pero cuánto nos queremos”. Normalmente hay una falsa creencia de que estamos enamorados, y de que ese amor va a durar para siempre (debido precisamente a esa intensidad en los sentimientos). Es una fase loca, llena de picos…
Vale, vamos a plantearnos entonces la siguiente pregunta: ¿es prudente decirle a un loco que tome una decisión importante? Sería algo descabellado ¿verdad?... tendría muchas probabilidades de equivocarse. Por ello, toda decisión para que sea acertada (o por lo menos tenga altas probabilidades de serlo) necesita tiempo, reflexión… y esta etapa es la menos propicia para conseguir esto. Por ello, una vez que pasamos este periodo de “enamoramiento”, y lo superamos, llegamos a la fase del amor, que es una etapa más tranquila, más estable, más lineal, y en definitiva, más madura. Aquí ya hemos analizado al “otro”, y somos conscientes de sus defectos y de sus virtudes. Empezamos a vivir una realidad (y no una fantasía). Sabemos los pros y los contras de nuestra relación, pero seguimos queriendo a nuestra pareja, deseándola… entonces nos planteamos: ¿nos casamos?. Para mi juicio sigue siendo una etapa temprana para casarse, creo que sería necesario unos años de convivencia y pasar este periodo de amor de 4 años.



Vale bien, toda esta teoría esta muy bien sobre el momento propicio para casarse, pero ahora me pregunto: ¿por qué casarse? ¿quién da “firmeza” a nuestro amor más qué nosotros mismos? Resulta curioso que un papel trasporte a la pareja a otra fase “más estable”, de hecho, resulta hasta agobiante. ¿Acaso un documento avala la veracidad de nuestro amor?
El amor requiere un compromiso que se cultiva día a día, y no de un día para otro se dice: “mañana nuestro amor va a ser más firme” (resulta cómico el hecho de observar como se utilizan las despedidas de soltero/a para “aprovechar” que todavía no estas comprometido). Cuando hablamos de amor yo entendía que era algo diferente… algo que no necesita demostrar nada al resto de la sociedad. Algo que rompe con las tradiciones de “lo que debemos hacer” , porque se supone que es lo suficientemente inquebrantable para no tener que darle categoría de nada. Pero claro, la sociedad dice: primero estudiamos, luego trabajamos, luego nos enamoramos, entonces nos casamos, tenemos hijos… y así sucesivamente… no paran de dirigir nuestras vidas, hasta nuestro amor, que es lo más preciado que tenemos: “ya estas enamorado ¿no? ahora tienes que casarte, y por supuesto… hasta que la muerte os separe eh! resulta romántico, pero la realidad es muy distinta.
Me hace gracia toda esa masa autodirigida, sin libertad… que no es capaz de hacerse la pregunta quizá más importante de la vida de toda persona: ¿POR QUÉ?... supongo que cada cual tiene sus razones para tomar sus decisiones (sean estas “banales” o no) y yo no soy nadie para juzgar su forma de vivir su amor y su vida, aunque discrepe de algunos aspectos que yo considero “hipócritas”.



Dicho esto, me gustaría aportar mi propia teoría sobre este complejo entramado llamado “amor” , y partiendo siempre del hecho de que hablamos de PERSONAS, y con ello quiero dejar implícito que somos seres complejos, donde lo que le influye y vale para uno, no es válido para otro. Por ello, mi “teoría” se queda coja cuando tratamos con individuos, ya que soy consciente de la historia de vida personal de cada uno, y de los diversos factores que repercuten en ella. Una vez tenido en cuenta esto, procederé a mi exposición:
A lo largo de nuestra vida nos vamos creando “modelos de amor” diferentes, esto sucede porque EVOLUCIONAMOS. Si esto es así, y nosotros vamos cambiando, también lo harán nuestras necesidades, intereses, inquietudes… ¿cierto? entonces las cosas que necesitamos o nos llenan ahora, no serán las mismas que hace unos años. Esta evolución se produce cada “x” años (en unos antes y en otros después). Durante ese proceso de renovación continua nos damos cuenta que necesitamos nuevas cosas, que las de atrás se quedaron “incompletas”… y ahí estaría nuestra pareja para cumplir la función de “maestro de formación permanente”, es decir, la de adaptarse y “llenar” nuestras nuevas necesidades… para así seguir estando en el “mercado” del amor. ¿cuándo viene el problema y hay amenaza de “paro” (ruptura)? Cuando esa persona no es capaz de adaptarse a los nuevos modelos de amor que necesitamos, debido probablemente a que él/ella está evolucionando de una forma diferente a la nuestra, por ello, difícilmente va a “llenar” mis necesidades. Esto quedaría parcialmente reflejado en la frase: “el amor es andar los dos en la misma dirección”. Si uno de los dos se desvía y deja de ir por mi camino, las cosas que compartiremos y en las que nos podamos complementar, serán excasas o nulas. También puede suceder que solo nos desviemos un tiempo por otro camino, pero que luego nos volvamos a encontrar y compartamos de nuevo todo lo que necesitamos del… “otro”. Pero nunca hay que olvidar que hemos recorrido camino, que hemos evolucionado, por eso esa persona ahora tiene un nuevo reto: cubrir esos “nuevos intereses”. Si esto no es así, no nos quedará más remedio que seguir andando, dejando atrás a nuestra pareja, para encontrar a esa otra persona que se adapte a lo que yo reclamo… “mi proyecto de vida ahora es diferente y lo que yo ahora necesito tú no me lo puedes dar”…
Sigo caminando y tengo sed, mucha sed, necesito que alguien me calme esa sed… quiero que llegue una persona y LLENE ese vaso de agua que quedo vacío, ese que tú ya nunca me llenas… Te olvidaste de llenarme todos los días el vaso, de dejarlo junto a mi cama esas noches de sequía…

Si echamos la vista atrás en nuestro camino y nos situamos, por ejemplo, en la etapa de la adolescencia, seguramente recordaremos a ese chico ideal del que nos enamoramos, con el que nos emocionábamos, ilusionábamos… pero si volvemos de nuevo a la etapa adulta , seguramente el amor que necesito dista mucho del de aquella época… ¿por qué? porque he evolucionado. (Si mi amor de juventud no evoluciona según mis nuevos gustos difícilmente me interesará).

Ahora me gustaría poner un ejemplo para intentar explicar esto:
A un niño le regalan un juego de ordenador, es un juego alucinante, lleno de misterios, de metas… y el chico lo coge con entusiasmo, no se despega de el… está intrigado. Pero transcurren unos años ¿y qué pasa? que el juego se está quedando “atrasado” y en el mercado hay nuevos juegos que le podrían interesar mucho… Sin embargo, al viejo juego le ha cogido cariño y le cuesta deshacerse de él. Pero el niño, que ya tiene otra mentalidad más avanzada, se da cuenta que necesita un juego más complejo, que ese ya no le llena. ¿Cuáles son las posibles soluciones? Quedarnos con los dos, comprar un nuevo juego acorde a sus características, haber ido evolucionando el antiguo juego o… conformarnos con el antiguo juego viejo y aburrido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario